martes, 15 de junio de 2010

Vida Positiva "Madres Tóxicas" (http://naufragiosdelalma.blogspot.com/2009/10/madres-toxicas.html)

Hace unos días, celebramos el Día de la Madre. Disfrutamos de ese momento, nos sentimos halagadas y felices. Recordamos a nuestras queridas madres ausentes. Algunas lloraron a sus amados hijos fallecidos. 






Otras sobrellevaron con angustia la frustración de no haber tenido hijos. En fin, un día para reír y llorar. 






Me pregunto a veces ¿Por qué algunas madres pueden resultar tan altamente tóxicas para sus hijos? ¿Por qué pueden ser egoístas, agresivas, desestimativas, dominantes en extremo? 






Hoy acompañé a Lucía, en el doloroso recorrido por un vínculo con su madre que aún hoy -pasados 55 años- es dolorosamente vigente. La madre de Lucía lastima con su actitud de víctima constante, con su permanente queja acerca de la diferencia entre su lamentable destino y las posibilidades de su hija para ser feliz y disfrutar de la vida. 






-"Tú sí que tienes suerte" -le dice. -"Tú tienes un marido que te quiere. Yo, en cambio, estoy sola". 






¡Qué frases terribles! ¡Cómo sufre esa pobre hija, cuando trata por todos los medios de hacerle entender a su madre que ella no es culpable de sus desdichas, ni egoísta por querer vivir su vida y agradecer lo que le ha tocado! 






¡Cómo sufre, cuando -teniéndolo todo- no puede desprenderse del pensamiento torturante que le recuerda que su madre es desdichada, mientras ella disfruta de salidas, paseos y amigos! 






En realidad, Lucía no es más que una de tantas hijas victimizadas por mujeres frustradas, egoístas y envidiosas, que no han podido superar sus limitaciones y fracasos y descargan en su descendencia su ira reprimida. 






Estas mujeres no conocen el don de la generosidad y la entrega desinteresada. No saben de incondicionalidad, de condescendencia y respeto por la libertad de los otros. 






Louise Hay decía, en su primer libro "Usted Puede sanar su vida", que las personas somos siempre "victimas de otras victimas". No cabe duda de que esta madre ha sido infeliz, no ha sido bienamada y hoy traslada esa experiencia carencial a la relación con su hija. 






A pesar de ello, Lucía no ha criado a sus chicos en esta 'escuela'. Los ayuda a ser libres, a crecer en paz y a volar con sus alas abiertas, sin restricciones. Cuida sin asfixiar,acompaña sin reprochar,asume sus individualidades . 






Lucía es feliz con la felicidad de sus hijos.Lucia decidió curar sus heridas en vez de repetir . Gracias a mujeres como Lucía, este mundo se humaniza un poco más cada día. 






No dejo de dedicar unas palabras comprensivas hacia esas personas, quienes - debido a sus heridas incurables- se transforman en trasmisoras de dolor. Ellas también necesitan ayuda y amor, más allá del rechazo que nos provocan. 






Ya que ninguno de nosotros está libre de oscuridades, ellas también nos desafían a vencer el rencor y practicar actitudes de piadosa humildad. 

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