lunes, 14 de junio de 2010

Entretenimiento "Cirque du Soleil...Vivir en Carpa" (Vida Positiva)

En la farmacia de don Castiñeiras, en el puerto de Mar del Plata, entre aspirinas y jarabes, una foto firmada por Carlitos Balá decoraba el local. El hijo del dueño, Toto, esperaba ansioso la llegada del verano. Durante la temporada alta, los turistas colmaban las playas con sus caprichos y exigencias, pero durante esos meses también se asentaban, a pocas cuadras de su casa, la carpa del circo Rodas, de los hermanos Gasca y del hombre que lo había hecho abandonar el chupete. 





A 500 kilómetros de allí, en Parque Patricios, Cristián Zabala hacía acrobacias con su maestro José Troncoso. Impactado por la flexibilidad del pequeño, el entrenador le sugirió estudiar ballet. En ese mismo predio, la bailarina Tina Tula le enseñó los primeros pasos en zapatillas de punta. Este Billy Elliot de carne y hueso tenía 13 años y no faltaba demasiado para que el Colón le abriera sus puertas. 





Guillermo 'Toto' Castiñeiras y Cristian Zabala recuerdan dónde nacieron, pero no pueden precisar cuál es su lugar de residencia. Estos dos argentinos recorren el mundo con el Cirque du Soleil y se encuentran, circunstancialmente, en Buenos Aires. Zabala es uno de los protagonistas de la historia onírica de Quidam , el mismo cuya imagen ilustra los afiches; Castiñeiras es el payaso que anima el show e interactúa con los espectadores. 





Ningún personaje 





'Vivo con el circo. Errantemente', dice Castiñeiras, el hombre que en pocos minutos hará reír a los espectadores y que es demasiado serio y reflexivo sin maquillaje ni galera. Sin embargo, no habla de criatura ni de composición: 'No hago un personaje, soy yo'. Castiñeiras aprovechó su paso por esta ciudad para presentar el show itinerante que creó en 1999, Finimondo , y agregó nuevas funciones a fines de junio en el Metropolitan. 





En Quidam , Castiñeiras armó dos rutinas de clown en las que sale a jugar a con el público y donde aplica toda la experiencia que le dio la cátedra de vivir de gira y las clases con los vernáculos Cristina Moreira y Tony Lestingi. 'Les complico un poco la vida, los hago olvidar de sus temores y problemas. Concebí un número fiel a mi personalidad. No hago un trabajo para agradar y siempre estoy atado a lo que me identifica como argentino, sudamericano y latino, y, a su vez, nunca pierdo la posibilidad de improvisar'. 





En 2004, Castiñeiras se unió al Cirque y, desde entonces, vivió en Australia, China, Malasia, Singapur, Brasil y visitó exóticos lugares en plan turístico con sus compañeros de elenco. 'Aquí se debe haber corrido la bola de que soy argentino, porque siento mucho la conexión con la gente. Pero cada público es distinto. No sé qué ocurre con la gente en Buenos Aires. Está un poco fría, especuladora, muy condicionada y se asusta mucho, se parece más al público de Europa'. 





Un porteño sin acento 





Cada vez que Cristian Zabala se sube a un taxi en Buenos Aires le preguntan de dónde es. Sus años de gira intermitente y su vida en Japón, varias ciudades de los Estados Unidos, Alemania, Italia, España y San Pablo, entre otros países, enjuagaron su acento y moldearon su expresión neutra. En 2003 comenzó como acróbata en Alegría (una de las producciones del Cirque). 'Es bien de argentino hacer de todo un poco; lo «atamo con alambre», ¿no?', ríe. Zabala habla de libertad y de la ausencia de ataduras, pero sí lo atraviesan dos llamativos piercings que dejan un orificio del diámetro de un dedo pequeño en los lóbulos de sus orejas. 





Su ingreso en el Cirque es un sueño hecho realidad. Zabala competía como atleta de la selección argentina (fue medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Brasil) y mostraba sus dotes para la canción en las puestas locales de musicales como Cats, La Bella y la Bestia, Mi bella dama y Chicago . Hizo varias audiciones para el Cirque, pero el jurado no seleccionaba a este artista completo, hasta que finalmente se hizo justicia. Hoy Zabala se reparte entre dos producciones del Cirque: en Dralion , como cantante; y en Quidam , como acróbata. 





En esta última puesta, que se presenta en nuestro país, interpreta a Target, donde no canta, pero sí baila y hace acrobacias y recorre junto a la niña protagonista todas las situaciones. 'En los musicales todo está organizado, cada movimiento. En el circo tengo más libertad. A este personaje lo siento bien mío. No tengo guión, pero el texto es mi cuerpo', asegura. 





La vida errante 





Toto comienza a maquillarse en su camarín diminuto. Lo suyo no es una cosmética sofisticada, apenas algo de base y rubor. 'Tengo una estructura personal bastante movediza, soy muy independiente y la gente te quiere más de lejos. Tengo mi terapeuta acá en Buenos Aires y, en algunos momentos, he hecho llamados. Tenemos nuestra propia manera de hacer terapia. Mirá de lo que estoy hablando?'. La vida en el Cirque consiste en ocho semanas de permanencia en un sitio y luego dos semanas de vacaciones, para luego comenzar en un nuevo destino. 





En el caso de Zabala, al comienzo la vida nómade no fue sencilla, hasta que se acostumbró. 'Ahora voy a una habitación de hotel y me siento como en casa. Hace cuatro meses compramos con mi pareja un departamento en Buenos Aires, así tengo un nido en el mundo e intento venir cada dos meses'. 





Sin nacionalismos ni pseudo patriotismos, Castiñeiras y Zabala, amigos desde hace muchos años, hoy están de paso en su país, al que de tanto en tanto regresan, sin adivinar el parpadeo de las luces, con la certeza del aplauso, antes del retorno al circo, su primer amor. 





EL CIRCO Y YO 





• Mireille Goyette: Canadiense. 29 años. Acróbata de la soga y la red española. Fue gimnasta profesional y personal trainer. 'No soy sólo una acróbata. Interpreto un personaje cuando estoy en el aire. Con el circo aprendí la importancia de estar siempre enfocada a mis objetivos. Y si a eso le sumás determinación, podés lograr todo lo que te propongas.' 





• Cory Sylvester:Estadounidense. 33 años. Acróbata de la rueda alemana. Fue instructor de trapecio en el Club Med de Turquía. 'Viajo con mi novia. Tengo una vida normal, o mejor aún porque conozco el mundo. Siempre quise estar en el Cirque y poder realizar este número en particular; soy feliz. Tengo todo lo que quiero.' 





• Norihisa Taguchi:Japonés. 34 años. Acróbata de la soga. Es licenciado en deportes. Antes de unirse al Cirque, trabajó en una compañía multinacional. 'Cada vez que salgo a la pista siento la energía de la gente y me eleva. Esa es la mejor parte de estar aquí. ¿Y lo malo? No hay nada de malo en el Cirque.' 





EL CIRQUE DU SOLEIL EN NÚMEROS 





• 60.000 personas vieron Quidam en Buenos Aires hasta anteayer 





• 300 platos diarios preparan los chefs internacionales 





• 150 personas integran la gira de Quidam 





• 70 pesos cuesta una taza de souvenir 





• 19 funciones quedan en Buenos Aires para poder ver Quidam 





• 13 pesos cuestan el pancho y la gaseosa 





• 12 niños asisten a la escuela de doble escolaridad 





• 7 meses fue el tiempo que se presentó Quidam en Brasil 





• 2 centros tiene el Cirque en el mundo (Montreal y San Pablo), además de múltiples emprendimientos pedagógicos para estimular a jóvenes en situación de riesgo a través del circo 

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