jueves, 29 de julio de 2010

Verito "Síndrome de Burn Out"

El estilo de vida de este siglo ha gestado nuevas enfermedades relacionadas, con el Stress Laboral y la Desocupación.  Una de ellas adquirió la denominación de "Burn Out" ( quemado ) o "Síndrome de Tomas".
El Síndrome de Tomas lleva su nombre por el personaje de la novela "La Insoportable Levedad del Ser", del checo Kundera, donde el protagonista "Tomas" era un individuo que había perdido su autoestima. Su actitud evidenciaba desánimo, tedio en la labor diaria y ausencia de expectativas de mejoría.
El índice de desocupación en nuestro tiempo toca cifras históricas, pero los sin trabajo sufren las consecuencias de los cambios de la globalización, un alto porcentaje de gente sufre enfermedades psicosomáticas causadas por la falta de adaptación a las nuevas reglas del mercado.
El “Burn-Out” es un estado de agotamiento, emocional y mental, causado por el involucrarse en situaciones emocionalmente demandantes, durante un tiempo prolongado, ( extraído de Pines and Aronson, 1989)

La feroz competitividad e inseguridad que rigen en el ámbito laboral, las exigencias del medio, los cambios trascendentales en los enfoques de la vida y las costumbres, condicionan un ritmo vertiginoso, que genera angustia, agotamiento emocional, trastornos en los ritmos de alimentación, actividad física; con dolencias físicas, psíquicas y factores de riesgo que ponen en jaque a la salud de los individuos de este milenio. 
El Hombre, como entidad compleja, que puede habituarse a circunstancias adversas, pero al verse superados los procesos de adaptación, se origina un desborde que ocasiona trastornos orgánicos y psicológicos; el individuo superado por sus circunstancias, agotamiento físico y emocional, comienza a generar situaciones autodestructivas. 
Quienes trabajan en ambientes que se encuentran en íntima relación con el sufrimiento (tales como psicoterapeutas, médicos, enfermeros, personal de rescate, etc.) son igualmente vulnerables al desgaste por empatía y al “Burn Out”, dado que la empatía es importante en el trabajo con poblaciones traumatizadas o sufrientes
La vocación por el trabajo puede ser un arma de doble filo: brinda satisfacción si se crece profesionalmente, pero también puede ocasionar desilusión y apatía, si la propia tarea es percibida como intrascendente.
En este último caso, el estrés crónico puede producir algunos síntomas como: resistencia a concurrir al trabajo, culpa y pérdida de la autoestima, miradas frecuentes al pasado y al futuro, pérdida del interés e indiferencia, insomnio, dolores de cabeza, problemas conyugales y familiares, entre otros. Cuando varias de estas señales se combinan, hay que replantearse la forma de vida, incluida la de la jornada y la relación con pares y superiores. 
Las fuertes presiones a que se ven expuestos muchos, cuyas caras visibles son el empeoramiento de las condiciones laborales, la caída salarial, el de las exigencias por parte de las instituciones y la falta de expectativas de solución, se manifiestan a través de vivencias de vacío existencial y stress prolongado que van minando las defensas y debilitando las técnicas de respuesta.
Al jerárquico lo estresa tener que lidiar con responsabilidades que exceden lo que ellos definen como el rol. Esto se acentúa en los jefes de oficina, si bien consideran que la jefatura implica un reconocimiento y ascenso en su carrera, dándoles la posibilidad de ser creativos e introducir cambios, también reciben el embate de los factores humanos del rol, como algo que se aparta de la verdadera función, que sería la atención del trabajo.
Se genera un verdadero estado de agobio y desprotección, donde el oponerse a la estructura del sistema crea la impresión de luchar contra imposibles, en el que cada intento frustrante va debilitando al individuo hasta que éste resigna su capacidad de perseverar.
Muchos profesionales en relación de dependencia, en el ámbito estatal o privado, desempeñan tareas en condiciones impropias, con horarios excesivos, inseguridad en el cargo, remuneración insuficiente y carencia de recursos materiales o humanos indispensables para una correcta labor, ellos integran el universo de síntomas que muestran estar en riesgo de contraer el “Síndrome de Agotamiento Laboral”. 
Este síndrome es un cuadro polifacético y evolutivo, con un desarrollo histórico de enfermedad, conocido por los médicos desde la década del ’70, puede comenzar con cambios psicológicos que van incrementando su intensidad desde el descontento y la irritabilidad hasta estallidos emocionales, afectando los sistemas físicos y psíquicos fundamentales para la supervivencia del individuo.
Los efectos del “Burn Out son:
Afecta negativamente la resistencia del trabajador, haciéndolo más susceptible al desgaste por Empatía (Compassion Fatigue).
Favorece la Silencing Response o Respuesta Silenciadora ( Danieli, 1984, Baranowsky 1997), que es la incapacidad para atender a las experiencias de los consultantes, que resultan abrumadoras.
Gradualmente, el cuadro se agrava en relación directa a la magnitud del problema, inicialmente los procesos de adaptación protegen al individuo, pero su repetición los agobia y a menudo los agota, generando de frustración y conciencia de fracaso, existiendo una relación directa entre la sintomatología, la gravedad y la responsabilidad de la tareas que se realizan.
El concepto más importante es que el “Burn Out” es un proceso (más que un estado) y es progresivo (acumulación de contacto intenso con consultantes).
El proceso incluye:
1. Exposición gradual al desgaste laboral
2. Desgaste del idealismo
3. Falta de logros
Los síntomas observados pueden evidenciarse como:
1.Físicos: fatiga, problemas del sueño, dolores de cabeza, , gastrointestinales, etc. 
2.Emocionales: irritabilidad, ansiedad, depresión, desesperanza, etc.
3.Conductuales: agresión, actitud defensiva, cinismo, abuso de sustancias, etc.
4. Relacionados con el trabajo: ausentismo, falta de rendimiento, robos, etc.
5.Interpersonales: pobre comunicación, falta de concentración, aislamiento, etc.
Síntomas:
Baja de la autoestima
Abandono
Melancolía
Tristeza
Neurosis
Psicosis
Ideación de suicidio
Síntomas:
Irritabilidad
Cinismo
Aburrimiento
Perdida del idealismo
Frustración
Incompetencia
Autovaloración negativa
El sentirse menoscabado o exhausto, debido a las excesivas demandas de energía, fuerza o recursos personales, crea además intensas repercusiones en la persona y en su medio familiar.
Estados de fatiga o frustración son el resultado de la devoción a una causa, estilo de vida o relación que fracasó en producir la recompensa esperada.
La progresiva pérdida del idealismo, de la energía y el propósito, que experimentan muchos profesionales que trabajan ayudando a otras personas son el resultado de sus condiciones de trabajo.
El Síndrome de Agotamiento es el último paso en la progresión de múltiples intentos fracasados de manejar y disminuir una variedad de situaciones laborales negativas.
La lista de síntomas psicológicos que puede originar este síndrome es extensa, pudiendo ser leves, moderados, graves o extremos.
Uno de los primeros síntomas de carácter leve, pero que sirven de escalón de alarma es la dificultad para levantarse por la mañana o el cansancio patológico, en un nivel moderado se presenta distanciamiento, irritabilidad, cinismo, fatiga, aburrimiento, progresiva perdida del idealismo que convierten al individuo en emocionalmente exhausto con sentimientos de frustración, incompetencia, culpa y autovaloración negativa. 
Los graves se expresan en el abuso de psicofármacos, ausentismo, abuso de alcohol y drogas, entre otros síntomas.
Es la repetición de los factores estresantes lo que conforma el cuadro de crónico, que genera baja de la autoestima, un estado de frustración agobiante con melancolía y tristeza, sentimientos de impotencia, pérdida, fracaso, estados de neurosis, en algunos caso psicosis con angustia y/o depresión e impresión de que la vida no vale la pena, llegando en los casos extremos a ideas francas de suicidio.
Muchos expertos dicen que es una enfermedad de la sociedad moderna, donde el trabajo deja de ser una fuente generadora de bienestar, para transformarse en una causal de desilusión y que lleva a anhelar deshacer el camino mal transitado. 
El diagnóstico precoz, médico y psicológico, cambios en la calidad de la alimentación y la distribución del tiempo de sueño – trabajo - esparcimiento, permiten revertir muchos cuadros.
Lo más positivo para estos estados son las  técnicas de recursos humanos y materiales, para humanizar la relación laboral y gratificar al individuo en el sentido amplio del término, con lo cual se actuaría previniendo el primer eslabón que encadena a estas dolencias y mejorando la CALIDAD DE VIDA.

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